Dios vio que él estaba cansado y una cura no era posible. Así, que lo arropo con sus brazos y murmuro a su oído "Ven Conmigo." Con nuestros corazones llorosos lo vimos ir despareciendo. Y aunque lo amábamos demasiado, fue imposible no dejarle ir. Un corazón de oro dejo de latir, unas manos trabajadoras a descansar.
---
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos; y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. ¡Amén!
To send flowers
to the family, please visit our floral store.